En su hogar, Anton recibía una educación y unos ejemplos coherentes con la Escuela Pía. Los Gaudí Cornet vivían en la calle de Sant Joan, n. 4, en poco más que una casucha. Educaban a sus hijos en la laboriosidad y en la piedad. Anton aprendió las virtudes del trabajo manual y de la relación directa con los clientes: responsabilidad, trabajo bien hecho, creatividad, etc. Su padre, Francesc, combinaba la profesión de calderero en Reus con la de agricultor en el Mas de la Calderera y las otras cinco parcelas que tenía en Riudoms, con el pequeño cargo de ajustador de medidas del Ayuntamiento de Reus y con trabajos eventuales en las fábricas textiles. Contaba con un solo aprendiz y la ayuda de sus hijos Francesc y Anton, que aprendieron su oficio. Era frecuente, hacia las cinco de la madrugada, el paso del Viático por delante de casa, a medio camino entre la Parroquia y el Hospital. Las mujeres que en aquella hora acudían al Vapor Nou para empezar su jornada veían invariablemente a Francesc asomarse a la ventana de su casucha con un farolillo encendido en homenaje al Santísimo. Su madre, Antònia, era una mujer muy religiosa, que influyó activamente en la educación cristiana de sus hijos.