Cuando se menciona la basílica de la Sagrada Família, la gente piensa que se debe a Antoni Gaudí. En realidad, esto es cierto en un aspecto: el artístico. Gaudí fue el arquitecto que proyectó y dirigió durante su vida las obras del magnífico edificio que hoy contemplamos. Pero el artífice de la basílica, quien propagó la idea de levantarla, reunió el dinero, compró el solar e inició las obras, fue otro laico, el impresor y librero Josep Maria Bocabella i Verdaguer (1815-1892). Él fue quien en 1883 despidió al primer arquitecto y contrató a Antoni Gaudí para sustituirlo. En ese momento, a Gaudí le daba igual que la basílica fuera de la Sagrada Familia, del Sagrado Corazón o de la Divina Misericordia, o incluso que no fuera una basílica; lo de su santidad vendría más tarde. Como en los casos de las beatificaciones de Gaudí y de los Doce mártires de la basílica de la Sagrada Família, la iniciativa de beatificar a Bocabella no surge de una entidad eclesiástica, sino de una asociación civil, inscrita en el registro de la Generalitat de Catalunya: la Associació Veritat i Justícia (Asociación Verdad y Justicia), de la que es presidente Antoni Oliva. Entre otras personas, apoyan este proceso de beatificación el historiador Josep Maria Benítez, mosén Lluís Bonet, párroco de la cripta de la Sagrada Família, y Jordi Faulí, arquitecto director de las obras de la basílica. La Associació Veritat i Justícia se ha constituido en parte actora del proceso canónico y ha entrado el 9 de enero de 2013 en el Arzobispado de Barcelona la solicitud de apertura del proceso de beatificación de Bocabella. La respuesta, muy pronto.