- Hasta junio de 2006, el avance más notable de las obras del Templo ha sido la colocación en la nave de los primeros pináculos, a más de 60 m. de altura, obra del escultor Etsuro Sotoo. Son de “trencadís” y siguen meticulosamente las maquetas diseñadas por Gaudí. Representan a la Eucaristía, bajo las dos especies de este sacramento: la Sangre y el Cuerpo de Cristo. Los primeros son racimos de uva negra y blanca, de donde se obtiene el vino que en la consagración de cada misa se transubstancia en la Sangre de Cristo, contenida en un cáliz, recuerdo del Santo Grial utilizado por el mismo Cristo en la Última Cena. Los segundos son espigas doradas —con un toque de amapolas rojas y verdes— que alzan la hostia blanca hecha con su trigo y que en la consagración de cada misa se transubstancia en el Cuerpo de Cristo, repitiendo también lo que Cristo hizo en la Última Cena. El efecto recortándose contra el cielo azul es espectacular, tal como Gaudí había previsto. - En las cubiertas de la nave, se han construido algunos arcos que soportarán las soleras de las losas de piedras del tejado. - En el ábside, se ha empezado a hormigonar las bóvedas que cierran las siete capillas del deambulatorio, a 30 m. de altura. - Se ha acabado un segundo tramo del transepto del nacimiento. Sobre las cúpulas de 45 m. ya surgen las ramificaciones de las columnas del cimborio de San Juan. Y se han comenzado a elevar las ocho costillas de las torres de San Mateo y de San Juan que, desde la avenida de Gaudí, se pueden ver empezar a sobresalir entre las fachadas del Nacimiento y de la Pasión. - En la fachada de la Gloria se continúa hormigonando, y en la fachada de la Pasión se han protegido los pináculos con unas redes durante los trabajos de restauración del mosaico veneciano.