Gaudí nació en una sociedad en plena transformación. Con la Revolución Industrial, emergía la burguesía, se formaba el proletariado y la población emigraba del campo a la gran ciudad. Barcelona crecía imparablemente, acumulando las energías y las ilusiones de todos los catalanes. El amor a Catalunya, proscrito hacía más de un siglo desde la derrota militar de 1714 frente a España y Francia, volvía a expresarse públicamente, a partir del poema “La Pàtria” de Aribau (1833), con el que se inicia el Renacimiento, “la Renaixença”. La Iglesia católica comenzaba su Edad de Oro en Catalunya, con figuras de la talla de Claret, Verdaguer o Torras i Bages. Gaudí nació en una familia de caldereros, independientes económicamente aunque muy modestos. Eran una familia urbana de Reus pero con profundas raíces en la pequeña propiedad rural de Riudoms. Anton nació el 25 de junio de 1852. Al día siguiente fue bautizado en Sant Pere de Reus. Siguió la enseñanza primaria en el colegio de pago de Francesc Berenguer de Reus. Pero fue un niño enfermo, aquejado de fiebres reumáticas, que le obligaban a pasar mucho tiempo en Riudoms, en el campo, sin poder seguir las clases. Por otra parte, Anton ayudaba a su padre en el taller de calderería. Aprendió de él las virtudes del trabajo y la transformación de las superficies en volumen, cosa que facilitó mucho su imaginación espacial.