Una familia de halcones peregrinos (Falco Peregrinus brookei) se ha instalado en el campanario de San Bartolomé. A principios de mayo han nacido los polluelos, que crecen sanos y fuertes. El padre fue liberado en el marco del proyecto de reintroducción del halcón en Barcelona, iniciado en 1999; la madre procede del medio natural. Los halcones peregrinos habían vivido libres en Barcelona, conviviendo con los humanos, desde la Edad Media hasta 1973, cuando fue abatida la última pareja, que nidificaba en la basílica de Santa María del Mar. Cada halcón se come una paloma al día. En el Templo de la Sagrada Familia, estos halcones hacen con las palomas un trabajo similar al del gato con los ratones: las palomas no se atreven a acercarse y así no ensucian las piedras. Seguro que el maestro Gaudí está encantado con los nuevos habitantes de su obra.