En 1881 y 1882, se fundaron veintiséis nuevos bancos en Catalunya, entre ellos el de Banc de Sabadell. En Barcelona, se instalaron grandes compañías navieras y coloniales, como la Transatlántica y la Compañía General de Tabacos de Filipinas, ligadas a la familia López. La nueva fábrica La Maquinista Terrestre y Marítima hizo por primera vez una locomotora catalana y en la capital catalana se introdujeron la máquina de vapor en los tranvías para sustituir el tiro animal y la electricidad en la iluminación pública. Pero en 1882 llegó la segunda gran crisis financiera del siglo XIX. En dos meses, el índice de la Bolsa de Barcelona bajó un 50%, iniciando una fase descendente del ciclo económico. La “febre d’or” era vencida, entre otros factores, por un pequeño insecto, la filoxera, que en 1877-1878 había entrado en el Empordà, en 1882 llegó a Barcelona, en 1887 al Priorat y en 1892 había matado todas las viñas de Catalunya. Durante estos años, causó unas pérdidas astronómicas de trescientos cincuenta millones de pesetas de la época y notables convulsiones sociales, como la ruina de muchísimas familias y su emigración a la ciudad para aumentar las filas del proletariado. En 1885, Barcelona sufrió la última gran epidemia del siglo XIX. Murieron 1.318 enfermos de cólera.