Joan Baptista Grau i Vallespinós nació en Reus en 1832; era 20 años mayor que Gaudí. A los 14 años, asistió a la misión de san Antonio Maria Claret en el pueblo cercano de la Selva del Camp, ya que fue impedido al santo entrar en Reus. Joan Baptista hacía, con otros jóvenes de Reus, dos horas de camino, e incluso pasaba una noche durmiendo al raso, para poderse confesar con él. Escuchando el sermón del santo el día de la Magdalena, se sintió llamado al sacerdocio. Estudió la carrera eclesiástica en Barcelona, y en la Universidad civil fue nombrado ayudante de Manuel Milà i Fontanals en la cátedra de literatura. Fue ordenado sacerdote en 1859 y después se licenció en derecho y en filosofía y letras. En 1863 fue nombrado canónigo de Tarragona, entonces la archidiócesis metropolitana de Catalunya, de la que fue vicario general con especial dedicación a la prensa católica y a la arqueología cristiana. Desde 1867 fue presidente de la Societat Arqueològica Tarraconense, desde donde colaboraba con la Associació Catalanista d’Excursions Científicas. Fundó varias escuelas gratuitas para hijos de obreros en Tarragona. Fue nombrado por León XIII obispo de Astorga y tomó posesión el 16 de octubre de 1886, yendo a vivir, como sus antecesores, en el palacio episcopal. El 23 de diciembre de 1886 ardió el edificio y el Dr. Grau encargó la reconstrucción a Gaudí. En apenas tres años, dio la vuelta a la situación subdesarrollada de la diócesis, mediante diversas iniciativas como un nuevo plan de estudios del seminario, la revista “El Criterio Tridentino”, el semanario católico “La Luz”, escuelas en diversas localidades, etc. Imbuido de los ideales de la Renaixença cristiana, se relacionó con mosén Jacint Verdaguer y con los obispos Josep Morgades y Josep Torras i Bages y dotaba en metálico un premio de los Jocs Florals de la Joventut Catòlica de Barcelona. Falleció en 1893 durante una visita pastoral al pueblo de Tábara y dejó su biblioteca al Centre Catòlic de Reus.