Francesc Xavier Cunill i Bastús

Francesc Xavier Cunill i Bastús nació el 5 de enero de 1904 en la calle de Ripoll, n. 25, 2.º de Barcelona. Fue bautizado el 8 de enero en la Catedral. Era el menor de cinco hermanos. El mayor, Ramon, casó con una hija del arquitecto Puig i Cadafalch; la mayor profesó como religiosa de San Vicente de Paúl; su madrina, Joaquima, se entregó al apostolado social; y su otra hermana, Roser, también permaneció soltera y falleció el 19 de marzo de 1995, siendo enterrada en el cementerio de Poble Nou, en el mismo panteón n. 80 que el Dr. Ramon Balcells i Masó. Estudió en los Jesuitas de la calle de Casp y, al acabar el Bachillerato, a los 14 años, entró a trabajar de meritorio en la Caixa, de la mano de Francesc Moragas. Francesc Xavier Cunill fue el consejero financiero y promotor económico de las obras sociales del Dr. Ramon Balcells, alrededor del Patronat Social Escolar d’Obreres del Poblet y su Caja Social, que se abrió posteriormente al público con el nombre de Caixa d’Estalvis Sagrada Família-. Junto con el apostolado de Mn. Gil Parés, pusieron los cimientos de cultura, ahorro, aprendizaje profesional y formación humana y religiosa de los hijos de los inmigrantes que se iban acumulando en el “Poblet”, el barrio de aluvión surgido en torno de las obras del Templo de la Sagrada Família. Peregrinó a Roma en 1933 para ganar el Jubileo de la Redención con un grupo del Apostolado Mariano, que fue recibido por Pío XI. También era miembro de las Juventudes Obreras Católicas y secretario de la Archicofradía y Mutualidad para enfermos de la Minerva de su parroquia, Sant Francesc de Paula. El 19 de julio de 1936, tras el alzamiento militar del general Franco, estalló en Catalunya la persecución contra los católicos más cruel de la historia del país. Los anarquistas constituyeron el Comité Central de Milícies Antifeixistes de Catalunya, que actuó como el verdadero poder del orden público, eclipsando el oficial de la Generalitat, hasta mayo de 1937. Tenían sus propias cárceles, con salas de tortura e impunidad total para los asesinatos, sin ninguna posibilidad de defensa por parte de las víctimas, que eran cazadas por las patrullas en las casas donde se escondían. Uno de sus objetivos prioritarios eran los sacerdotes católicos y las personas que les ayudaban a esconderse. El centro de detención más importante era el ex-convento de las clarisas de Sant Elies (actual parroquia de Santa Agnès), transformado en “checa” y dirigido personalmente por Aurelio Fernández, Secretario General de la Junta de Seguridad Interior. Pusieron incluso una piara de cerdos que se alimentaba de restos humanos. A los que llegaban detenidos, se les solía preguntar si disponían de oro, plata, divisas extranjeras, etc., único modo de evitar la tortura y el más que probable asesinato. Entonces, Francesc Xavier Cunill era, además de empleado de la Caixa, profesor de la Escola d’Administració Pública. Desde esta posición, no permaneció inactivo. Consiguió, con el Dr. Balcells, que los fondos de la Caixa d’Estalvis Sagrada Família –de fundación eclesiástica- fueran considerados custodiados por la Caixa, que tenía la garantía del estado, con lo que sus modestísimos imponentes no perdieron sus ahorros. Junto a sus hermanas, refugió en su casa, en la Via Laietana, n. 42, a numerosos sacerdotes, religiosos y seglares perseguidos, hasta el punto de que el piso fue incautado por la policía el 1 de diciembre de 1936. Y trabajó con las personas que, encabezadas por el conseller de Cultura de la Generalitat, Ventura Gassol, y con la anuencia de su presidente, Lluís Companys, salvaban la vida a miles de sacerdotes, monjas y otras personas perseguidas por los anarquistas. El Dr. Balcells conseguía los rescates y Francesc Xavier Cunill negociaba su entrega a los jefes anarquistas, en una labor similar a la hacían los Mercedarios en la Edad Media con los cristianos prisioneros del Islam. Así ocurrió con los tres hermanos Homs, los tres presbíteros, detenidos el 16 de setiembre, ingresados en “Moulin Rouge” del Paralelo, trasladados al chalet de la FAI del paseo de Sant Juan y recluidos finalmente el 26 de septiembre en Sant Elies. El 6 de octubre, Xavier Cunill pagó el rescate a cambio de sus vidas. En cambio, no llegó a tiempo para salvar a un gran amigo de Gaudí, el padre jesuita Ignasi Casanovas, escondido en casa de la viuda Vallet, en la calle de Balmes , 85, 2.º. Xavier Cunill lo visitó y consiguió del conseller de gobernación, España, una orden escrita de que la familia Vallet no fuera molestada, que se fijó en la puerta. Además, el 19 de septiembre, el conseller Ventura Gassol transformó la “Bilbitoeca Balmes” en “Biblioteca Francesc Layret”, con lo que se salvó la obra del padre Casanovas. Pero el mismo día una patrulla anarquista registró el piso de la viuda Vallet, hallaron al padre Casanovas y se lo llevaron al centro de detención del paseo de Gràcia / Bonavista y de allí al comité de la calle Carolines, donde confesó ser sacerdote y jesuita. Pasó, pues, a Sant Elies, desde donde informaron a Xavier Cunill del precio del rescate. Cuando llegó con el dinero, le comunicaron que “Ha hecho usted tarde; ha sido fusilado a las 5 de la mañana”, pues Aurelio Fernández había decretado su muerte por tratarse de un sacerdote y, además, jesuita. ¿Cuántos rescataron o intentaron rescatar, liberándolos de la tortura y de la muerte? Seguramente, muchos más, entre agosto de 1936 y febrero de 1937. En ese momento, el Dr. Balcells y Francesc Xavier Cunill estaban multiamenazados de muerte. Francesc Xavier ya había sido detenido e interrogado dos veces. Los mismos jefes anarquistas se ofrecieron a sacarlos de país a través de los Pirineos a cambio de 3.000 pesetas por cada uno. El 3 de marzo de 1937, les llevaron en un coche hasta un bosque en las inmediaciones de Sant Salvador de Toló (hoy municipio de Gavet de la Conca, Pallars Jussà), donde llegaron la mañana del 4. Allí les debían recoger los guías que les conducirían andando hasta Andorra. En vez de ello, fueron asesinados y, para evitar investigaciones, enterrados allí mismo. Los anarquistas comunicaron a Ramon Cunill, el hermano de Francesc Xavier, que él y el Dr. Balcells habían cruzado la frontera con éxito. Sus cadáveres fueron reconocidos porque, en previsión, habían cosido en el forro de la ropa unos papeles con sus nombres. El de Francesc Xavier llevaba también una medalla de la Virgen de la Medalla Milagrosa. Acabada la Guerra Civil Española, se erigió un monolito de piedra seca. Los restos mortales del Dr. Balcells fueron trasladados al cementerio de Poble Nou el 18 de abril de 1943, quedando los de Francesc Xavier Cunill en el lugar, actualmente desconocido.

Josep Maria Tarragona, 1-XI-2011
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Última actualización: 06/05/2016