El viaducto de la calle Bellesguard (1908)

Cuando Gaudí se hizo cargo de la restauración de Bellesguard (1900-1909), planificó un conjunto de máxima armonía con el paisaje, centrándolo en la cruz, de la cual la casa es el pedestal y este viaducto un marco visual. Para conservar y completar los fragmentos de las dos torres medievales, desvió el camino público que iba del pueblo de Sant Gervasi de Cassoles (hoy, un barrio de Barcelona) a su cementerio (que hoy ha quedado situado sobre la Ronda de Dalt). El nuevo tramo de camino pasaba lateralmente sobre la riera de Betlem, un torrente (hoy desdibujado por la urbanización y las casas) que baja de la montaña de Collserola, en la vertiente norte de la sierra de Vilana; y Gaudí diseñó un viaducto. Fue construido entre mayo y agosto de 1908 y es muy similar a los del Park Güell, hechos unos años antes. Lo sostienen diez columnas en forma de pata de elefante, todas diferentes, inclinadas hacia fuera y con el capitel sin solución de continuidad con el fuste. Las bóvedas acaban en el lado opuesto en el talud natural del terreno, formando el conjunto un perfil funicular, una estructura mecánicamente perfecta que conduce el peso del viaducto a l suelo sin ninguna desviación. Y también como en el Park Güell, Gaudí no dejó los ladrillos de la obra a la vista. Recubrió las columnas y las bóvedas de ladrillo con piedra rústica del lugar. Seguía el ejemplo de la Naturaleza, que recubre las estructuras óseas con carne y las leñosas con corteza. La revista “La Hormiga de Oro” publicó una fotografía del «hermosísimo conjunto en el que no se sabe si admirar más la mano del artífice en cada uno de los pequeños detalles, o en la disposición del vasto panorama vigoroso y sobrio que a todos lados se divisa». Joan Bergós, en la revista “La Paraula Cristiana”, comentó: «És l’exemple més bonic d’aprofitament dels materials del terreny que he vist». El viaducto es actualmente la calle Bellesguard, justo delante de la entrada de la finca.