Gaudí tenía un espíritu de observación directa de la realidad, que muy pronto le hizo nacer una gran desconfianza para con los libros, de los cuales enseguida cazaba las inexactitudes, errores y falsedades. Decía a menudo: «En los libros raramente se encuentra aquello que se busca y cuando se encuentra, con frecuencia está mal». (Frase recogida por su discípulo Joan Bergós)