El Dr. Andreu Clarós i Domènech, prestigioso otorrinolaringólogo, es, a sus 95 años, una de las pocos testimonios que conocieron personalmente a Gaudí. El Dr. Clarós nació el 18 de marzo de 1916 en Panamá, donde su familia regentaba la destilería del “Ron Clarós”. La Primera Guerra Mundial y su postguerra sin barcos no les posibilitaron regresar a Catalunya hasta la primavera de 1921, cuando Andreu contaba cinco años. Procedentes y afincados de nuevo en Badalona, pasaban cada verano un tiempo en Montserrat, donde Andreu recibió la primera comunión. Hasta los ocho años, estudió en el colegio de primera enseñanza del Sr. Ramonet. A los nueve, su madre lo llevó a los Escolapios de Sarrià, entonces el pensionado más importante del estado Español, donde se pagaban 1.200 pesetas por trimestre. Todos los alumnos, doscientos cincuenta, eran internos; si bien a partir del segundo año los Escolapios admitieron también a mediopensionistas. Los internos recibían la visita de las familias cada domingo. Al acabar, a las cinco de la tarde, había una sesión de cine. Pero cuando fue nombrado rector el padre Navarro, restringió las películas a una por carnaval y sustituyó las sesiones semanales por las “horas selectas”. Cada domingo se invitaba a una autoridad en una materia determinada, que daba una conferencia. Uno de los ponentes del curso 1925-1926 fue Antoni Gaudí, entonces de setenta y tres años y dedicado exclusivamente al proyecto de la Sagrada Família. Recuerda el Dr. Clarós: “Gaudí tenía un aspecto poco atractivo, como de pobre. Llevaba un vestido muy sencillo, aunque no sucio; y era peludo. No tenía aire de artista bohemio, sino de persona triste, que inspiraba pena. Empezó a divagar y, al menos los más pequeños, no entendimos nada y nos dormimos. Los mayores aguantaron durante una hora o una hora y media una conferencia aburrida, en la que Gaudí no contó ningún chiste o broma graciosa, que es lo que esperábamos las tardes de domingo. Por suerte, proyectó cuatro o cinco diapositivas de la Sagrada Família, lo que, por su parecido al cine, nos hizo mucha ilusión.” Unos meses después, Gaudí murió atropellado por un tranvía. En el colegio, los padres escolapios hablaron mucho de ello a los alumnos durante la semana siguiente.