1880: Gaudí quiere construir un templo

Al comenzar la década de los 80, Anton Gaudí vivía con su padre en un piso nuevo y céntrico del Eixample, en la calle Consell de Cent, 339, 3.º, al que se sumaría su sobrina Roseta al acabar su internado en las religiosas de Jesús-Maria. Tenía 27 años y el título académico, conocía ya los fundamentos de su revolución arquitectónica –el arco parabólico, como evolución última del ojival-, y le ilusionaba construir una gran iglesia, pero no contaba con muchos encargos ni con demasiados conocidos en Barcelona que pudieran proporcionárselos. Era el arquitecto de la Cooperativa Mataronense y ayudante de Joan Martorell. Tenía pequeños clientes, como la señora Eulàlia Dalmau i Galtés, para quien hizo una casita de planta baja y piso el 29 de febrero de 1880 en Sant Martí de Provençals, en la calle Consell de Cent, entre Dos de Maig y Independència, muy cerca de donde se alzaría el futuro templo de la Sagrada Família. Su relación con el Ayuntamiento no había pasado de cinco farolas; y acababa de conocer a algunas personas importantes: las religiosas de Jesús-María y Manel Vicens; y a una muy importante, Eusebi Güell, a través de quienes podría obtener encargos de edificios más consistentes, donde plasmar sus novedosas ideas arquitectónicas. Se quería dar a conocer en los medios de comunicación y participaba en la vida cultural y política de la ciudad a través del Ateneu Barcelonès, del café Pelayo y de la Associació Catalanista d’Excursions Científicas. Así, el 25 de enero de 1880, formó parte de la comisión de la Catalanista que visitó oficialmente la basílica de Santa Maria del Mar, donde hizo algunas sugerencias de mejoras. En 1880, Gaudí se presentó al concurso de iluminación eléctrica de la avenida resultante del derribo de la Muralla de Mar, ejecutado según el plan Cerdà. Lo hizo con su compañero de estudios Josep Sarramalera i Aleu, que no había acabado la carrera de Arquitectura pero sí la de Ingeniería. Gaudí diseñó ocho grandes farolas idénticas de 21,5 metros de altura, que se distribuirían a lo largo del paseo y destacarían enormemente al llegar a Barcelona desde el mar. Hizo un croquis y después un dibujo definitivo, que no se parece en nada al croquis inicial. Cada farola es un grueso mástil decorado con escudos, frisos y cabezas humanas. Del capitel, sale una estructura metálica que sostiene escudos de Catalunya y los nombres de almirantes y batallas ganadas por la marina catalana, extraídos de la Crónica de Muntaner y de otras historias medievales que Gaudí había estudiado. El proyecto, propuesto al Ayuntamiento por la ingeniería Serramalera, S.A, no se llevó a término. El 4 de agosto de 1880 murió en Barcelona, prematuramente, tísico, un gran amigo de Gaudí, condiscípulo suyo de los Escolapios de Reus, orador brillante del Ateneu y colaborador habitual de “La Renaixensa”: el poeta Joaquín Maria Bartrina i d’Aixemús. Gaudí comentó sobre Bartrina que era un cerebro muy flojo, muy flojo, que no pudo acabar la carrera por no saber adaptarse a una disciplina. Valoraba así la disciplina de la Escuela de Arquitectura, que tan pesada se le había hecho pero que con el paso del tiempo no dejaba de considerar algo utilísimo. Bartrina murió negándose a recibir los sacramentos y dejando entre otras obras póstumas una historia de la Cooperativa Mataronense, que le había encargado su gerente Salvador Pagès en 1878. Bartrina había sido uno de los animadores de la peña catalanista que se reunía en el café Pelayo y de la que Gaudí era asiduo, junto con sus compañeros de los Escolapios de Reus Toda y Aulèstia, o de la Escuela de Arquitectura, como Camil Oliveras y Domènech i Montaner. Allí se comentaban las novedades de arte o de literatura, las impresiones de excursiones hechas, el descubrimiento de ruinas arqueológicas, las lecturas de libros, las noticias de los periódicos; sin ninguna finalidad práctica, para desespero de las familias de los más jóvenes, dando como resultado las páginas de la revista “La Renaixensa”. En aquel rincón del café más conocido de Barcelona, se gritaba bullangueramente y se cantaban canciones de taberna. Hasta tenían un canto de guerra para alejar a la gente académica, estirada o inoportuna. No desdeñaban, por eso, a los maestros de la generación anterior: Narcís Aguiló, Pérez Galdós, Pereda, Milà i Fontanals o Pitarra. Porque al café Pelayo, en una u otra peña, venían todos los intelectuales de Barcelona y aquellos que visitaban la ciudad, como Mistral o Menéndez y Pelayo. Con frecuencia, la peña celebraba fiestas en restaurantes y casas particulares, a las que asistía mosén Jacint Verdaguer, que cantaba, con voz dulce y atenorada, las melodías populares que recogía, como flores de montaña, en sus excursiones. El grupo, llegado el buen tiempo, salía de excursión. Caminaban diez o doce horas en un día, para llegar a una ermita románica abandonada, o para descubrir unas ruinas misteriosas. La poesía de mosén Jacint Verdaguer o de Àngel Guimerà lo embellecía todo, llenando sus corazones jóvenes del abrazo de la naturaleza, de la madre tierra y de la madre patria. En el café Pelayo, el joven Gaudí había conocido algunos de sus mejores amigos, como el doctor Santaló o el músico Lluís Millet, que era el pianista del local y fundaría el Orfeó Català. Había tratado a mosén Jacint Verdaguer, que en el modesto piso donde desarrollaba parte de su apostolado sacerdotal, en la calle de la Canuda, les leía cantos de “L’Atlàntida” (1877) o de “Idil•lis i cants místics” (1879). Había tratado a los demás grandes literatos de la lengua catalana –Aguiló, Guimerà, Oller, Pitarra, Llorente-, de la lengua castellana –Pereda, Pérez Galdós, Zorrilla, Menéndez y Pelayo- y occitanta –Mistral-; y él mismo se había proporcionado una excelente cultura literaria, de la mano del crítico Josep Yxart. El 8 de noviembre de 1880, Gaudí intervino en la sesión de la Associació d’Arquitectes de Catalunya. Pedía a la presidencia que se averiguara el fundamento que pudiera tener el rumor de que la Real Academia de San Fernando, de Madrid, había acordado aprobar determinado proyecto para la fachada de la catedral de Barcelona. Dicho proyecto no era el de Joan Martorell, que Gaudí y los arquitectos jóvenes de Barcelona defendían. El tema saltaría a la opinión pública, provocando grandes discusiones en la prensa y en las tertulias artísticas. Para entonces, en 1880, la Cooperativa estaba plenamente consolidada y en expansión. El 9 de noviembre de 1880, Gaudí firmó el proyecto de la casa de Salvador Pagés, cuyas obras dirigió. En cambio, no había trazas de construirse el casino de la Cooperativa, cuyo proyecto había sido expuesto en la Exposición de París de 1878. Los días 20 y 21 de noviembre, Gaudí dedicó su tiempo a una nueva comisión de la Catalanista, en Olesa de Bonesvalls. La excursión se topó con un río por el que bajaba demasiada agua, pero Gaudí, que se crecía ante las dificultades, consiguió unos caballos para atravesarlo. Así pudieron llegar a Olesa y visitar el Hospital medieval de Guerau de Cervelló. De regreso en Vilafranca del Penedès, Gaudí dibujó la planta del Hospital y la maza de plata del año 1672 conservada en el Ayuntamiento. Al regresar a Barcelona, el 25 de noviembre de 1880, la Catalanista celebró su cuarto aniversario. Para el acto conmemorativo, Gaudí decoró el local con laureles, entre los que se leía con grandes caracteres góticos “Passat”, “Pervenir” y, en el centro y con gran veneración, “Pàtria”. Era la primera vez que Gaudí utilizaba la lengua catalana por escrito. El presidente de la entidad animó a los socios en su discurso a tomarse sacrificios y molestias para contribuir al desarrollo de la idea catalanista en nuestra amada patria. En las siguientes elecciones de la Catalanista, el 11 de diciembre de 1880, Gaudí fue elegido por segunda vez vocal de la Junta Directiva. En un momento alrededor del año 1880, Gaudí sintetizó de nuevo su propia experiencia, sus apuntes previos y lo que había aprendido de Del Villar y de Martorell sobre construcción de templos en un manuscrito, quizá pensando en publicarlo en algún periódico. Comienza así: “La aspiración del arte es la plenitud del efecto que se propone. Cuanto más elevado sea el asunto de que trata, tanto más el efecto exigirá los medios más poderosos. Los asuntos religiosos requieren el empleo de todos los medios en su grado más alto. El templo debe inspirar el sentimiento de la Divinidad, con sus infinitas cualidades y atributos. El templo debe reunir la grandeza a la severidad. (…) Para conservar el templo como el primer edificio de una población moderna, tal vez no podremos lograrlo empleando procedimientos y formas que no pueden ser esplendentes en la actualidad por diversas causas.” Gaudí, a continuación, examina las formas del Renacimiento y del Gótico, como recibidas de la tradición de hacer templos. Sin poder prescindir de ellas, analiza sus inconvenientes para los métodos de construcción actuales: “En la Antigüedad, el estado social de la esclavitud permitía una perfectísima ejecución en todas las partes de una construcción. (…) En la Edad Media (…) la parca retribución de los jornales permitió una infinidad de delicados detalles. (…) En la actualidad, ni podemos emplear profusamente la mano de obra en los detalles, ni mucho menos podemos volver a las construcciones de la justa posición. (…) La finísima labra de los mármoles del Partenón ha sido sustituida por la mampostería. (…) Esta progresión, al parecer descendente, va acompañada por otros elementos que vienen a suplir el descenso. (…) Cada vez que la construcción se complica, la ejecución pierde importancia; es decir, la mano de obra al economizarse lo hace en beneficio y contando con la complicación de los procedimientos. Esto es, a trabajo esmerado, pocos esfuerzos intelectuales, y a menos exigencia de la mano de obra, más inteligencia y mayor número de medios, y procedimientos más rebuscados. Pues si actualmente la mano de obra es cara, y todavía es preciso suprimirla, sólo los procedimientos pueden economizarla; que lo demás sería una mutilación y no economía. (…)”

Josep Maria Tarragona, 21-XI-2008
COMENTARIOS



©2013 antonigaudi.org
Todos los derechos reservados.

Última actualización: 06/05/2016